A la innovación tecnológica se le ha atribuido el mérito de tener importantes implicaciones estratégicas para las empresas, al cambiar el panorama competitivo y cambiar la dinámica del mercado en una industria. Un gran ejemplo de lo anterior, siendo uno de los cambios más importantes en los últimos siglos, mediante la adopción masiva de Internet, la cual ha demostrado el efecto del acceso a los datos. Gracias a esta adopción masiva de servicios digitales, las empresas que están trabajando de Internet, han recopilado y organizado una amplia gama de productos, lo cual ha resultado en el desarrollo de un amplio espectro de servicios innovadores que van, desde fuentes de referencia (incluida la enciclopedia más grande del mundo), hasta mapas en línea con direcciones de viaje integradas[1].
De la misma forma, la reciente ola de digitalización en la industria financiera – en el uso de tecnologías de acceso y redes - han creado varias oportunidades para nuevos participantes, tanto para innovaciones en servicios como la evolución de productos ya existentes, para reconsiderar su posición en el mercado y repensar su propuesta de valor para sus clientes.
Siguiendo estos grandes ejemplos, se han señalado dos funciones clave que los líderes, dentro de servicios en plataformas, ofrecen: 1) reunir recursos y conocimientos especializados de diferentes empresas, y 2) emparejar y conectar a los usuarios con los productores de productos. Empresas como Apple, Google, Microsoft y Linux en el sector tecnológico, pero también Airbnb, Uber, eBay, YouTube, Facebook, VISA, MasterCard, etc. En otros sectores, se han utilizado estos dos principios para construir plataformas digitales exitosas y aprovechar de todo un ecosistema de proveedores y usuarios; todo bajo un modelo de generación de beneficios mediante el uso de los datos masivos que se crean al consumir cualquier servicio en la red.
Ahora, este uso de los datos se ha identificado como información “Closed” o cerrada, haciendo referencia que una sola o pocas empresa utiliza esos datos. A contrario sensu, también es posible identificar información “Open” o abierta, lo que significa la posibilidad de ponerlos a disposición de otros participantes del mercado, la idea entonces es que cualquier pueda utilizar esta información; es por lo anterior que la banca abierta u “Open Banking” es la democratización o liberación de datos, que antes eran propiedad exclusiva de instituciones financieras heredadas.
Teniendo en cuenta esta definición del Open Banking, su objetivo está en compartir datos de forma segura con otros bancos y con terceros, permitiéndoles, desde comparar productos sobre la base de sus propios requisitos, administrar sus cuentas sin tener que utilizar su banco, hasta crear servicios basados en estos datos; permitiendo que más actores, por ejemplo, empresas de tecnología financiera (Fintech), puedan desarrollar servicios bancarios escalables y reutilizables[2].
Este concepto desafía los límites tradicionales de las empresa, pues ya no tienen por qué empezar de cero, y así nuevas empresas pueden sustentar nuevas estrategias de creación de valor afectando a otras partes interesadas, incluidos bancos, inversores y reguladores. Es debido a esto que es posible definirlo como un modelo colaborativo, en el que se comparten los datos bancarios entre dos o más no afiliados partes para ofrecer capacidades mejoradas al mercado.
Debido a las dos dimensiones de “Abierta” y cerrada, se han identificado cuatro roles genéricos sobre la potestad de uso de la información[3] que proporciona quien tiene los datos:
Integrador: En este rol, la oferta de obtener información del cliente, es creada y distribuida exclusivamente internamente por un banco. El resultado es que la distribución y las ofertas de cualquier tipo de productos o servicio, se proporcionan bajo una marca y que la experiencia del cliente está totalmente controlada por el banco; adicionalmente, el banco controla la infraestructura subyacente
Productor: En este, el banco crea el servicio, mientras que un tercero (por ejemplo, fintechs o gigantes de Internet) distribuye el servicio al cliente, de esta forma, las Fintech pueden considerarse proveedores de TI innovadores para los operadores establecidos (B2B) y, por lo tanto, la propiedad del cliente sigue siendo del banco.
Distribuidor: Las estrategias de Open Banking también pueden ser fundamentales para aprovechar los "canales de distribución" móviles e Internet de un banco, que han creado un alcance de clientes digitales. Por eso, a medida que los bancos "se abren", pueden ampliar su presencia en el mercado digital mediante la distribución de servicios de terceros y, por lo tanto, adoptando el papel de distribuidor.
En esta función, un banco ofrece productos de terceros a través de sus propios canales de distribución. Este no es un concepto completamente nuevo ya que, por ejemplo, los bancos han estado distribuyendo fondos de otras instituciones o servicios de pago de esquemas de tarjetas.
Plataforma: Por último, la entidad financiera puede proporcionar una plataforma que facilita el negocio de otros actuando. Esto a menudo se conoce como negocio "peer-to-peer" por medio del cual los bancos podrían ofrecer emparejamiento de partes, seguridad, Know Your Customer (KYC) / Anti-Money Laundering (AML). De esta forma, el rol de plataforma se caracteriza, porque el banco actúa como facilitador para terceros y sus clientes.
Ahora, en cuanto a las herramientas para compartir la información, es menester identificar un interfaz de programación de aplicaciones o API[4] (Por su siglas en inglés, Application Programming interface).
En un nivel muy básico, una interfaz de programación de aplicaciones, o API, es una forma en que dos aplicaciones informáticas se comunican entre sí a través de una red utilizando un lenguaje común que ambos entienden. El editor en jefe de ProgrammableWeb.com, David Berlín, describe las API como "conectores eléctricos que tienen patrones de aberturas predecibles, en los que otras aplicaciones, que coinciden con esos patrones, pueden "conectarse" y consumir de la misma manera que los dispositivos eléctricos consumen electricidad. Así, por ejemplo, las empresas pueden utilizar las API internamente para integrar diversos sistemas y permitir el intercambio de datos entre diferentes departamentos.
De manera similar, las API también se pueden utilizar para exponer activos comerciales como información, un servicio o un producto a audiencias externas y, por lo tanto, traspasar los límites de la empresa hasta el punto de proveer información a cualquier. Estas API, normalmente identificadas como “externas” pueden proporcionar una integración para que terceros consuman datos de la organización y generen oportunidades. Ahora, si bien estos suenan como declaraciones genéricas, los beneficios y la funcionalidad de las API pueden ser mucho más claros al identificar tres grandes oportunidades[5]:
Apertura: La primera oportunidad es la innovación de servicios mejorada, pues proporciona la capacidad de mejorar su oferta actual de servicios de dos formas distintas: la primera es ampliar los productos y servicios actuales más allá de los servicios de pago o cuentas, es decir, hacia los servicios de identidad digital.
La segunda, aprovechando el intercambio y la agregación de datos de clientes de diferentes cuentas, enriqueciendo los datos existentes con los de los bancos asociados y / o los participantes del mercado de fintech. Esto puede conducir a mejoras en la innovación mediante un análisis de datos mejorado.
Distribución: La segunda oportunidad es una distribución de servicios más amplia y mejorada. Lo anterior, debido a que un entorno de banca abierta proporciona un modelo de prestación de servicios compartidos estandarizado, el cual se puede utilizar para distribuir múltiples productos y servicios en múltiples plataformas y dispositivos en conjunto con otros bancos y / o participantes del mercado fintech.
Así, dentro de un entorno de banca abierta, la agrupación ahora se puede utilizar fácilmente como el vehículo con el que se pueden distribuir productos y servicios al cliente, permitiendo al cliente elegir una gama de ofertas de productos específicos (posiblemente a través de diferentes bancos y participantes del mercado de tecnología financiera) aumentando así la relevancia del cliente a través de la personalización.
Mitigación de riesgos: La tercera oportunidad es una mayor mitigación de riesgos. Un enfoque estandarizado para la distribución de productos y servicios, también permite un enfoque estandarizado para la seguridad, debido a que el intercambio mejorado de información entre los bancos, mejora la toma de decisiones y las medidas de mitigación con respecto a la prevención del fraude, KYC y AML.
Ahora, gracias a estos grandes beneficios, políticas de open banking se han desarrollado a lo largo del mundo pero, el desarrollo del ecosistema ha variado notablemente por región, debido en gran parte a regulaciones divergencia.
Así, por un lado, siendo el mayor exponente a nivel global, Europa es impulsado por una combinación de presión competitiva, una regulación desarrollada por la Directiva de servicios (PSD2) y por la iniciativa Open Banking en el Reino Unido. Es gracias a estos factores que, con permiso de los clientes, bancos sujetos a la directiva PSD2 están siendo obligados a generar datos de cuenta sin procesar (incluido el historial de transacciones y saldos) y compartirlos con terceros(otros bancos, fintechs, minoristas, telecomunicaciones, aseguradoras y administradores de patrimonio) de forma regulada y segura, a través de un conjunto de API (Interfaz de programación aplicada) estándar[6].
Por otro lado, a diferencia de Europa, en América y Asia, no es una obligación regulatoria general el Open Banking y por ende, presentan una mayor variabilidad; por ejemplo, México, Japón, Hong Kong, Australia y Canadá permiten la implementación; mientras que países como los Estados Unidos, Nigeria, Singapur e India, únicamente han publicado estándares que deben seguir los bancos que deseen implementar estos sistemas[7].
Por su parte, en el caso colombiano, existen manifestaciones legislativas tácticas, por ejemplo, la Circular externa 029 de 2019 de la Superintendencia Financiera de Colombia identifica la aplicación de las APIs y por lo tanto, da unos primeros pasos al Open Banking, pues éstas son la herramienta con la que las entidades financieras cuentan para conseguir el fin último de “abrirse” o compartir su información a terceros. Por otro lado, también se han desarrollado manifestaciones desde el sector privado, principalmente desde Colombia Fintech al firmar con Open Vector un MOU (Memorandum of Understanding) para el desarrollo del Open Banking en la industria Fintech
En conclusión, el uso del Open Banking se encuentra en que el intercambio de datos que se lleva a cabo entre bancos y organizaciones de terceros (Fintech) para diseñar aplicaciones y servicios que se ofrecen al cliente, permitiendo crear soluciones avanzadas y personalizadas, orientadas a la mejora de la experiencia del cliente relacionada con los servicios financieros.
Todo lo anterior identifica por qué, actualmente, se está desarrollando una política de Open Banking a nivel global, pues se han identificado las grandes ventajas: facilitando a los consumidores y las empresas control sobre sus datos, les han ayudado a acceder a mejores tarifas en sobregiros, tarjetas de crédito e hipotecas, recargas, mejores tasas y herramientas de ahorro y ayudar a quienes tienen poca o nula historial crediticio a obtener acceso al crédito; todo lo anterior suma entonces al objetivo principal, la inclusión financiera, señalando así al Open Banking como una herramienta para obtenerla.
[1] Accenture, The Brave New World of Open Banking, 2018.
[2] Information Systems & Management Group, Warwick Business School, University of Warwick, and FinTech Fellow, Cambridge Digital Innovation, University of Cambridge, Scarman Road, Coventry, CV4 7AL, UK.
[3] Gozman, Daniel, open banking: emergent roles, risks & opportunities, Portsmouth Uk, 2018
[4] las API no son la única forma de facilitar el Open Banking, pero comúnmente se las considera la mejor opción disponible actualmente. Esto se debe a que existen estándares comunes aceptados para su diseño, lo que significa que la mayoría de los sistemas se pueden conectar a ellos con poca adaptación y están alojados en la nube, lo que permite una accesibilidad 24 horas al día, 7 días a la semana.
[5] Laura BRODSKY & Liz OAKES, Data Sharing and Open Banking, Document (2017), available at http://parlinfo.aph.gov.au/parlInfo/search/display/display.w3p;query=library/jrnart/6749477.